Mi abuelo Francisco fue emprendedor, nació en un pueblo de Teruel a principio de siglo pasado, era una persona inquieta, que buscaba siempre hacer cosas nuevas, siempre con ideas de nuevos negocios en la cabeza. Tuvo varios negocios; madera, ganado, transporte, fue el primero en traer una trilladora a la comarca. Buscando un futuro mejor para su familia emigró a Zaragoza, donde montó con un socio una fábrica de tela, confeccionaban sabanas y la típica tela azul de los monos con los se vestían los mecánicos, sus principales clientes eran las empresas textiles catalanas.


Pero la fábrica no funcionó y a los pocos años, acuciado por los problemas tuvo que cerrar. Su siguiente empresa fue una distribuidora de vino, después de la experiencia acumulada de años, y de un espíritu de lucha inquebrantable logró mantenerla el resto de su vida y hacerse un nombre en el sector.


A lo largo de su vida, comenzó varios negocios, unos fueron mejores y otros fueron peores, pero nunca cejó en su empeño de luchar por sus sueños, siempre con mucho afán de superación en la nada fácil económica de la postguerra. En los tiempos que corren se diría que mi abuelo es un emprendedor, que fundó varias “starups”, antes dirían que era un tío “echaó palante”.


Sin embargo, a pesar de todo, mi abuelo no era un buen empresario, iniciaba negocios, fundaba empresas, pero luego no era capaz de gestionarlos adecuadamente, el olfato y el instinto no era capacidades suficientes. Seguramente nadie le explicó nunca los números de una empresa, la importancia de anticipar pagos a clientes, posponer pagos a proveedores, de una correcta gestión de la tesorería, de no endeudarse demasiado, etc.
Supongo que el panorama de servicios de dirección financiera y asesoramiento empresarial en la aragonesa comarca del Maestrazgo no era muy abundante en los años cincuenta y sesenta, también supongo que el panorama emprendedor tampoco era muy esperanzador.


A mi abuelo le hubiera hablado de Estrategia; es necesario conocer los objetivos y aspiraciones para definir la dirección a seguir, de Dirección; un equipo directivo eficaz, autónomo y eficiente que sea capaz de implementar los objetivos de la empresa, de Rendimiento; a utilizar palancas de crecimiento, como son la organización, la mejora de ingresos, la reducción de gastos, y el Legado; creando valor para accionistas y sus familias y planificando una sucesión con tiempo.


El conocimiento y control sobre los números le hubiera proporcionado beneficios claros y tangibles; el objetivo hubiera sido ayudar a interpretar los números para tomar mejores decisiones estratégicas y ayudar a aumentar el control de la empresa para tener una información más clara, para mejorar los procesos de dirección y gestión.


Son muchos los empresarios de pequeñas y medianas empresas que en los últimos tiempos se están interesando en profesionalizar más la gestión de su negocio, el instinto y el olfato ya no son suficientes. Es necesario insistir en la importancia de tener una actuación proactiva en la gestión financiera de la empresa.


Tampoco sé si mi abuelo me hubiera hecho mucho caso, emprender sí, dejarse aconsejar, según decían, poco.

*Arthimos. Número (griego antiguo)