Ted Lasso es una serie que se emite en Apple TV+ que acaba de ser galardonada con siete premios Emmy: tres Emmy de los Creative Awards a los que suma, mejor actriz secundaria para Hannah Waddingham, mejor secundario para Brett Goldstein, mejor protagonista para Jason Sudeikis y mejor comedia.  

Ted es un entrenador de fútbol americano que es contratado por un equipo de fútbol de Londres, el AFC Richmond, que juega en la Premier League (la máxima categoría de fútbol en Inglaterra), a pesar de no tener ninguna experiencia en clubes de primer nivel y menos en el deporte del fútbol.

Como es de esperar, los problemas no tardan en aparecer ya que Ted, ni siquiera sabe lo que es un fuera de juego y mucho menos, lo que es el tiki taka, o un contraataque. Muy pronto empieza a sentir el rechazo de los directivos, los aficionados y sobre todo de los futbolistas de su propio equipo, por sus métodos muy alejados de la ortodoxia futbolística. 

Sin embargo, Ted posee de una serie de cualidades que lo hacen uno de los mejores personajes con los que me he cruzado en la televisión, y eso que he me he cruzado con varios personajes que eran magnetismo puro, (Saúl Goodman, Don Draper, Tony Soprano, Michael Scott, Walter White, Omar Little) aunque todos eran de dudosa reputación. En contraposición, Ted es bondad pura, es optimista y positivo, siempre tiene una sonrisa, nunca te pone una mala cara, pero sobre todo, Ted es un líder. Es un superhéroe disfrazado de entrenador.

Ted Lasso es la Calvin & Hobbes de las series de televisión.

El protagonista nos da su propia versión de la definición del éxito, que es toda una declaración de intenciones, en una conversación con un periodista:  "el éxito no trata de ganar o de perder sino de que estos chicos -los jugadores- den lo mejor de sí mismos dentro y fuera del campo y no siempre es fácil, pero tampoco es fácil crecer sin que alguien apueste por ti".

¿Podemos aplicar los métodos de Ted a la empresa?, pues yo creo que sí.  La idea principal es que los miembros del equipo se encuentren bien consigo mismos, como eje vertebrador de la suma de todos, haciendo un equipo sano, fuerte y unido.

Ted tiene muy claro cuál es su objetivo y su estrategia,  que no coincide con los objetivos de la afición, los jugadores o de la junta directiva. Su objetivo es crear un equipo sólido, como cuestión previa a evolucionar hacia otras metas deportivas más deseadas por el resto de la afición.

No obstante, la importancia de un objetivo claro, conciso y determinado, palidece ante una cuestión mucho más importante, y es la ejecución de un plan, la puesta en marcha del día a día, entrenamiento, tras entrenamiento.  Ted es capaz de ir evolucionando su estrategia conforme se van generando dificultades y superando piedras en el camino.

Muchas veces los empresarios tienen muy claro los objetivos del año y está perfectamente determinada la estrategia de empresa. Sin embargo, si viviéramos en campanas de vacío, la consecución del objetivo y la aplicación de la estrategia fiscal, económica o legal de la empresa sería una cuestión muy sencilla. Ya que en el vacío no hay factores exógenos que incidan en nuestro plan. Ya se sabe, que en el vacío nadie puede oír tus gritos.

No vivimos en un universo determinista, vivimos en un entorno líquido, en una situación en la que un volcán, una pandemia, la inflación, el medio digital, etc. nos están sistemáticamente recordando que nos debemos adaptar a las circunstancias.  Sobre todo, desde hace unos años los empresarios han aprendido que, o te adaptas o no tienes futuro.

Y lo conseguimos mediante un proceso muy simple; planificar, medir y tomar decisiones, así de sencillo. La idea fundamental en la aplicación del plan, la consecución del objetivo, pero tenemos que implementarlo día a día, medir si lo estamos haciendo bien y tomar decisiones para adaptarnos.

Y eso es lo que hace nuestro amigo Ted Lasso. Tiene un plan establecido que implementa en todos los entrenamientos, midiendo los resultados, tomando las decisiones necesarias y volviendo a empezar a aplicar el plan y a medir los resultados. El objetivo está claro, hacer equipo antes que ganar partidos.

Creo que en la empresa debemos hacer caso a los métodos de Ted, planificar, medir y tomar decisiones. De nada sirve tener un estrategia fiscal, económica o legal, si no la implementamos día a día, si no medimos y no tomamos decisiones para reformular la estrategia.

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FOTO Alberto Frías Unsplash.